Café-Té, es el resultado de la unión de dos factores:
En primer lugar, un hecho tan arraigado en el mundo occidental del presente como es el consumo del café, la recogida día a día del goteo del portafiltros de una cafetera en un recipiente o papel, para posteriormente recoger los efectos que se originan en esta acción, una vez que se ha secado, y la observación de este hecho cotidiano, su forma, su color, su textura, en definitiva su estética, es lo que me induce a realizar esta serie fotográfica tan personal.
En segundo lugar, un factor determinante que es la inspiración en la pintura China y su empleo de la tinta por antonomasia, sumergiéndonos irremediablemente en la cultura del té en Asia, y haber tenido la ocasión y el privilegio de conocer personalmente, conversar y disfrutar de la obra del Maestro Don Xiaoming, Decano Mayor del Instituto de Bellas Artes de Shenzhen, en mi estancia en este organismo, ha ejercido una fuerte influencia que ha sido el principal motor para el desarrollo de este trabajo fotográfico.
Café-Tea no es otra cosa que la intención de conectar dos culturas, oriente y occidente, tomando como símbolos casi sagrados estos dos extraordinarios elementos y de representar un momento intimo y vital de verdadera conexión con la realidad, haciendo olvidar en ese instante la sordidez del mundo. En definitiva, vivir sintiendo.